Beneficios de la actividad física
A partir del Siglo XX las enfermedades NO Transmisibles (ENT) representan el primer problema de salud de países desarrollados y constituyen un área en que se pueden alcanzar grandes logros en materia de salud. Este tipo de enfermedades tienen sus raíces en estilos de vida no saludables o entornos físicos y sociales adversos; por lo tanto pueden prevenirse a través de intervenciones adecuadas en los estilos de alimentación, hábito tabáquico, sedentarismo, abuso de alcohol, estrés psicosocial y promoción de entornos saludables.
Los datos epidemiológicos han demostrado que los individuos que poseen niveles elevados de un factor de riesgo (FR) tienen más probabilidad de sufrir un evento cardiovascular que aquellos que no lo tienen. Además la combinación de Factores de Riesgo en un mismo individuo produce un efecto sinérgico. También se sabe que la asociación de FR es, en parte, el resultado de una propensión genética para estas condiciones.
Si a ello le sumamos conductas individuales riesgosas tales como dietas inadecuadas, tabaquismo, estrés, alcoholismo y sedentarismo nos llevan a la aparición de obesidad, hipertensión arterial, dislipemia y diabetes, que determinan la presencia de enfermedades cardiovasculares.
De la misma forma, una predisposición genética potenciada muchas veces por conductas individuales no saludables y/o la presencia de factores ambientales (polución, radiación solar, etc.) encaminan a la presentación de lesiones precancerosas y consecuentemente al daño final que es el cáncer.
Las intervenciones en la población sobre estos factores de riesgo por parte del equipo de salud, disminuyen:
• las incapacidades transitorias prolongadas producidas por estas enfermedades, las cuales provocan importante ausentismo laboral
• la incapacidad oculta que se manifiesta en un menor rendimiento laboral, con ausentismos repetidos, solicitud de cambios de lugar de trabajo y/o enfermedades relacionadas con el estrés.
Esta problemática requiere una amplia política de promoción encaminada hacia:
• alentar a las personas a hacer cambios positivos en sus estilos de vida; y
• crear condiciones ambientales físicas y sociales que soporten el cambio: 'hacer fáciles las opciones saludables' (OMS).
En los últimos años, numerosos trabajos consideran a la actividad física como un fenómeno socializador y cultural de las comunidades y pueblos, y está plenamente demostrada la conexión que posee con la salud y la calidad de vida, ya que también se conoce que mejora las respuestas al estrés psicofísico.
Sabemos que el cuerpo humano fue diseñado para moverse y necesita, por tanto, actividad física regular para funcionar de manera óptima y evitar la enfermedad. Llevar una vida activa trae, además, muchos otros beneficios sociales y psicológicos. Sin embargo, la actividad física no puede ser considerada únicamente como un remedio para curar o prevenir enfermedades diversas, sino que también debe concebirse en relación con una sensación subjetiva de salud que redunde en bienestar. La salud se vincula de este modo al concepto de calidad de vida y a la percepción que los individuos tienen de su estado de bienestar físico y psico-social.
Si definimos a la actividad física como 'cualquier movimiento corporal asociado con la contracción muscular que incrementa el gasto de energía por encima de los niveles de reposo', la podemos incluir en diferentes contextos:
• actividad física en el tiempo de ocio (incluyendo la mayor parte de las actividades deportivas y el baile),
• actividad física ocupacional,
• actividad física en el hogar y
• actividad física conectada con el transporte.
Las personas sedentarias que se vuelven más activas afirman que se sienten mejor y existen evidencias suficientes para mostrar que aquellos que viven una vida físicamente activa pueden disfrutar de efectos beneficiosos para la salud. Es sabido que la práctica de ejercicios libera endorfinas (á endorfinas) y esto lleva a la disminución de la ansiedad, la depresión y el estrés. Cualquier tipo de actividad física, ya sea de bajo o alto impacto, libera estas sustancias que actúan directamente en el cerebro produciendo una sensación de bienestar y relajación inmediata.
En la actualidad existen nuevos patrones de ocio, más sedentarios, debido a los cambios tecnológicos que han ido apareciendo en el mercado (televisión, Internet, videojuegos); y esto ha coincidido con un incremento en las tasas de sobrepeso y obesidad.
Es de destacar que cualquier individuo que incremente su nivel de actividad física, incluso después de largos períodos de inactividad, puede obtener efectos beneficiosos para su salud, independientemente de su edad. Se puede conseguir el cambio mediante la innovación en las propuestas de promoción de la salud y con la adopción de un proyecto sistemático de estímulo.
En este sentido la Gimnasia Laboral es una nueva tendencia que invita a generar movimiento en el lugar de trabajo con el objetivo de mejorar el estado físico y mental de los empleados, generando ambientes laborales más saludables.
Numerosos trabajos demuestran que los trastornos musculoesqueléticos causan un tercio o más de todas las enfermedades ocupacionales registradas. El aumento de quejas por cuello, hombros y brazos son comunes en ocupaciones sedentarias, caracterizadas por el uso intensivo de la computadora.
La práctica de hacer gimnasia en el lugar de trabajo fue ideada por los países desarrollados y un número cada vez mayor de estudios y revisiones en la última década provee evidencia de su efectividad para manejar el dolor musculoesqueletico. La idea es favorecer la relajación, la meditación y los cambios de postura a fin de evitar contracturas, dolores y complicaciones articulares. Hace algunos años, esta metodología fue adoptada por algunas empresas Brasileras y de a poco está llegando a la Argentina, pero por ahora, se aplica mayoritariamente en las empresas de alta producción.
Las ventajas son muchas: desde el punto de vista físico, ayuda a sentirse mejor, más cómodos, y a evitar contracturas; desde lo psíquico, además, genera bienestar y contribuye a desarrollar más resistencia al estrés. A lo largo de los años, los estudios sobre la productividad de los trabajadores demostraron que la falta de movilidad y el estrés repercuten de manera negativa en las empresas. En Holanda se han realizado trabajos que interrelacionan los riesgos ergonómicos con los factores psicosociales del trabajo y las molestias musculares de brazos, cuello y hombros.